ARQUEOLOGÍA

Arqueología en Fuencaliente
ARQUEOLOGÍA: ESPACIOS SAGRADOS DE FUENCALIENTE
 
El patrimonio arqueológico de Fuencaliente es único, forma parte de un bien común que debe ser conservado y divulgado para promover su uso y apropiación social como orgullo de pertenencia, mezcla de razón y corazón que es la que realmente puede generar empatía y compromiso. Debe ser protegido no solo para evitar el deterioro sino también para permitir su comprensión y disfrute; esto es, llegar a una efectiva socialización de los valores patrimoniales. En la punta meridional de la isla de La Palma se concentran un conjunto destacado de manifestaciones rupestres elaboradas por los awara (antiguos habitantes de la Isla). Se trata de conjuntos de canales y cazoletas, cazoletas de mar y grabados rupestres de gran valor partrimonial. Existen ciertos lugares que se definen por su ubicación, la sacralización del paisaje, su función espacial y su vinculación astral. Determinados accidentes topográficos fueron
transformados culturalmente para organizar y unificar los principios cívicos y religiosos de los pueblos. Los dioses del cielo confluían con las montañas y, por tal motivo, les rindieron tributo, les sirvieron ofrendas y plegarias. Los awara, debido a su experiencia, habían creado una imagen del mundo o imago mundi con la que el individuo se identifica. La esfera de lo sagrado se manifiesta como el centro, el que estructura el sentido de la vida. Cada lugar sagrado (como centro) representa el punto de conexión entre la tierra y el cielo. Las huellas sobre el espacio confirman, a través del tipo de construcciones, el significado religioso que recibieron.
ROQUE TENEGUÍA
 
El Roque Teneguía forma parte del Parque Natural de Cumbre Vieja, que abarca todo el centro-sur de la isla, extendiéndose por cinco municipios (Fuencaliente, Mazo, El Paso, Breña Alta y Breña Baja), con una superficie de 7.499,7 hectáreas. El parque fue creado por ley 12/1987, de 19 de junio, de Declaración de Espacios Naturales de Canarias, como dos espacios separados, el parque natural de Cumbre Vieja y Teneguía y el paraje natural de interés nacional de Coladas del volcán de Martín. Ambos fueron unidos por la Ley 12/1994, de 19 de diciembre, si bien los Volcanes de Teneguía formaron un espacio protegido independiente, con categoría de Monumento Natural, con una superficie de 857,4 hectáreas.
 
El Roque Teneguía, declarado Bien de Interés Cultural en 1985, presenta una superficie aproximada de unos 2.000 m2. Se ubica en la falda SW del volcán de San Antonio en torno a unos 418 metros de altitud sobre el nivel del mar. Se trata de una formación geológica muy antigua, al que se le calcula una edad aproximada de unos 600.000 años, concretamente un promontorio de fonolita haüynica y de color pálido amarillo-rosado. La altura del Roque de Teneguía es de 30 a 35 m de E a O y de 80 m de N a S. El acceso al enclave se hace por una pista que bordea la falda del volcán de San Antonio y se desvía en dirección al cráter del volcán Teneguía. De Los Canarios al Roque hay, aproximadamente, una distancia de 5,5 kilómetros, aunque los últimos 500 metros se recorren a pie sobre un manto de lápilli. Esta eminencia rocosa es visible desde el Sur y Oeste y sirvió como punto de referencia para los pescadores y la navegación de cabotaje.
 
Hace ahora 38 años, el Roque Teneguía estuvo a punto de desaparecer. En el mes de marzo de 1970, un grupo de jóvenes fuencalenteros -Juan José Santos Cabrera, su hermano Octavio (fallecido), Rosa Díaz Martín, Toña Carballo Pérez, Juan Luis Curbelo Pérez y Rafael Díaz Pérez- visitaron al director del Museo Arqueológico de Santa Cruz de Tenerife, Luis Diego Cuscoy, mostrándole unas fotos del lugar y trasladándole la alarmante noticia de su inminente desaparición, al haber sido trazado por aquel lugar el paso del canal Barlovento-Fuencaliente, que debía pasar justo a la altura del Roque. Las obras se encontraban en una fase muy avanzada, hasta el punto de que ya se aproximaban a la base del Roque y, además, éste había sido minado y su voladura se iba a realizar en fechas próximas. La noticia justificó la alarma de Luis Diego Cuscoy, quien, de inmediato, informó de la situación al comisario general de Excavaciones Arqueológicas, Martín Almagro. Su rápida gestión decidió la inmediata intervención del director general de Bellas Artes, Florentino Pérez Embid, quien telegrafió al alcalde de Fuencaliente, Emilio Quintana Sánchez, para detener las obras.
 
Los trabajos se detuvieron y el Roque Teneguía pudo salvarse conservando el impresionante conjunto de grabados existente, en el que, por entonces, Luis Diego Cuscoy realizó dos campañas, entre 1970 y 1971 respectivamente, obteniendo calcos y fotografías, así como un estudio de técnicas y patinas, además de realizar diversas excavaciones.
 
El interés botánico o fitogeográfico se debe a la presencia de la “cabezuela” o Centaurea Junoniana con escasos ejemplares que vive aferrada a las grietas del Roque, el cual constituye su último refugio en toda la Isla. Pero sin duda, el mayor atractivo es la presencia de un importante conjunto de grabados rupestres, uno de los más destacados de la isla de La Palma. Su cara oriental presenta una cantidad asombrosa de grabados rupestres, más de 150 motivos. Éstos aparecen aislados o formando grupos entre los que destacan los meandros y las espirales. Se elaboraron mediante una técnica de picado grueso, medio y fino. Actualmente, el estado en que se encuentra el Roque Teneguía no es el deseable, presenta fracturas, debido a los seísmos que acompañan a las erupciones volcánicas, también durante siglos fue la cantera de la que los vecinos cercanos de Los Quemados y Las Indias extrajeron la piedra para construir sus casas, al tratarse del único material disponible entonces para la edificación, ya que el resto del suelo estaba cubierto de lavas, cenizas y arenas. Históricamente, el Roque ha sufrido mucho para mantenerse en su posición. Por otro lado, fue afectado por las explosiones que se realizaron para pasar el canal general de aguas justo por debajo, atravesándolo y, por último, la afección antrópica reciente que han dejado su huella en las piedras (rayas, nombres que muchos visitantes han realizado incluso sobre algunos de los símbolos rupestres.
 
Roque Teneguía contiene casi 80 paneles de distintos tamaños y más de 150 motivos. Debido al desgaste y la pátina que presentan los motivos rupestres la mayoría no se aprecian por el día. El mejor momento para ver los grabados rupestres es al amanecer y al atardecer con luz solar casi rasante. Estos símbolos nos permiten viajar más allá de la realidad percibida, acercarnos e incluso traspasar las fronteras de la escenario aparente para llegar a un conocimiento más profundo de las cosas. Uno de los procedimientos para descubrir los emplazamientos sagrados es la orientatio; es una preocupación que viene de muy antiguo, realizándose por criterios solares. Desde muy antiguo, la orientación se ha convertido en todo un ritual para experimentar la necesidad de situarse en un mundo organizado cósmicamente. Cuando algo se orienta, el espacio cobra sentido, el cielo y la tierra se encuentran y se unen, se sale de la linealidad y se entra en la eternidad cíclica, aquella que se repite constantemente todos los años. Roque Teneguía fue un lugar sagrado para los awara, un arquetipo celeste que levanta su trascendencia a sus precisas posiciones solares de horizonte. El Roque e la estructura física que reúne tanto el espacio como los astros en una misma voluntad, la fijación de un espacio, que es reactualizado y re-creado constantemente en los tiempos sagrados. El pensamiento simbólico proyecta una geografía sagrada
sobre el paisaje como un espacio imaginado culturalmente, aumentando el valor de la realidad.
 
LAS CAZOLETAS DE MAR
 
Fuencaliente es el municipio palmero que ocupa el extremo sur de la isla de La Palma, de tal forma que es el único que tiene costa por ambas vertientes, tanto por la oriental como la occidental. Por ello, no debe extrañarnos que la influencia del mar sea apreciable en todos los yacimientos arqueológicos del municipio. Precisamente en el mismo borde, donde confluye la tierra y el mar, se localizan en la isla de La Palma unos 140 lugares, de los cuales 20 se encuentran en las costas de Fuencaliente. No puede ser algo superfluo cuando el cómputo general se acerca a las 4.000 cazoletas. Debieron realizarse con técnicas mixtas de golpeo o percusión y raspado para su rebaje y pulido de piedra sobre piedra debido a la ausencia de metal. En cuanto a las tipologías, predominan las cazoletas circulares y cónicas, pero también observamos algunas ovaladas. Muestran variedad de diámetros que pueden ir de los 5 hasta los 25 o 30 cm; en cuanto a la profundidad, oscila aproximadamente desde los 5 hasta los 30 cm. Normalmente forman conjuntos, desde unas pocas (algunas aisladas o en parejas) hasta formaciones de varias decenas que pueden superar el centenar, combinando normalmente diferentes diámetros y profundidades. Los conjuntos más destacados de la costa de Fuencaliente son: Punta de La Tora, Punta y Baja de Las Escaleras, La Colmena, Guincho Grande o Punta del Viento, Las Cabras, La Garza I, II y III, Punta de El Cabezo, Malpique, Porís de Puntalarga, El Ombligo, El Fondito I y II, Punta del Hombre, La Zamora de Abajo, el Porís de La Zamora y la Punta del Banco. Solo desde ahí es posible la comunicación con lo trascendente.
 
El pensamiento simbólico, en general, y el religioso, en particular, aluden y derivan de una cosmogonía. La idea implica que el espacio habitable se construye a la manera de un microcosmos que refleja aspectos decisivos del esquema cosmológico. De todos ellos hay tres que destacan por el número de cazoletas y por su vistosa y trascendental manifestación de lo sagrado:
 
1. Guincho Grande o Punta del Viento que contiene unas 130 cazoletas. La punta se prolonga en dirección hacia el mar siguiendo una línea que lo conecta con el lugar por donde surge el sol durante los equinoccios. En el extremo opuesto coincide un fenómeno astronómico relevante para la población awara como es enfática manifestación de la Luna llena durante el Lunasticio de Invierno Mayor Norte, parte del ciclo lunar que acontece cada 18,6 años, por la máxima altura de la Montaña del Viento.
 
2. Las Cabras con unas 200 cazoletas talladas a la orilla del mar. Cada vez que llega el solsticio de verano, se puede visualizar como el sol se oculta por la altiva Montaña del Lajío. Visualmente es muy atractivo también como la sombra, vista desde dicha montaña, se va apoderando de la Punta de Las Cabras donde se concentran las cazoletas.
 
3. Porís de Puntalarga. Contiene un grupo de unas 50 cazoletas y se tallaron en el lugar exacto para determinar la llegada de los equinoccios indígena en el momento en que la posición del orto solar coincide con el altivo Roque Teneguía.
 
El mar era una fuente de alimento significativa y parece natural que se le agradeciera con un ritual de comunión y reciprocidad colocando comida sólida y/o derramando leche en las cazoletas con marea baja para que las fuerzas, espíritus o diosas del mar reciban simbólicamente el alimento humano que recogen cuando se produce la pleamar. A su vez, el mar fue venerado como divinidad maternal, cuyas propiedades tenían la capacidad de sanar, limpiar, purificar, donde se encuentra el equilibrio y el mismo germen del origen de la vida. La reciprocidad crea un espejo entre los humanos y los dioses o espíritus.
 
Miguel A. Martín González